Dinámica

Son frecuentes las quejas de los padres, quienes muchas veces son testigos impotentes de las disputas que se viven en la casa. Algunas de éstas llegan a forcejeos, o incluso a los golpes. Los hijos, en tales conflictos, suelen recurrir a los mayores para que medien o resuelvan las diferencias, sin haber generado por sí mismos un pacto o un acuerdo. Esto hace que a la larga se entrenen en recurrir a terceros, y pierdan la oportunidad de desarrollar habilidades de negociación, con las que ambas partes entienden que hay que llegar a una solución intermedia, para atender los intereses de ambos.
A continuación se explican dinámicas que ayudaran a mejorar las relaciones entre hermanos con conflictos.

Siempre Unidos

Durante una semana, cada vez que lleguen a casa, deberán atar su pierna (la derecha) a la del otro (la izquierda), dejando ambas extremidades exteriores y el resto del cuerpo sin atar. Esta condición limitará sus movimientos, y les retendrá juntos a cada paso que den: al sentarse, cambiarse de estancia, estudiar, ir a cenar, llamar por teléfono, etc.
No sólo pasarán mucho más tiempo próximo, sino que además aprenderán a tolerar las diferencias. Comprender que, aunque uno quiera desplazarse a un lado, y otro a la dirección contraria, tienen que negociar antes, y llegar a una opción común, en la que unas veces hay que ceder, para otras tener prioridad. En esta situación acaban ejercitándose continuamente en colaborar, en adaptarse, en acompasar el caminar, etc.; porque cuando uno abuse o dirija excesivamente, el resultado será negativo para los dos, pues terminarán cayéndose o tropezándose. Cuando uno quiera sentarse, deben bajar los dos. Si uno quiere ver la televisión y el otro tiene que leer, tendrán que acordar si se baja el volumen para no molestar, o se dividen los tiempos para hacer las dos actividades. Al desvestirse o ponerse el pijama, pueden desatarse sólo para el pantalón, pero continuar unidos para la parte superior. Esta puede ser la prueba de fuego para acoplar los esquemas corporales propios a los del otro, y sincronizar los movimientos.
El mensaje es: “hay algo externo (en este caso la cuerda) que los obliga a mediar, y no pueden hacer como si no existiera, porque resultaría perjudicial para todos”. La analogía con la vida es que habrá circunstancias (un solo baño, una línea telefónica, etc.) ajenas a ellos, que exijan necesariamente el compartir sobre la satisfacción inmediata de los intereses individuales (tirar uno hacia su lado).
El hecho de estar condicionados al ritmo y las actividades del compañero, también les concede la posibilidad de conocerse mejor, de comprender la personalidad, gustos e intereses de ese miembro de la familia, que era considerado como un extraño, y que usurpaba su espacio.
Lo deseable es que se lleve a cabo durante siete días (al menos las horas de la tarde, en las que coincidan en casa), aunque también puede hacerse durante unas horas de forma ocasional. Ha de ser planteado como un reto a superar, con el que, una vez salvada la dificultad del principio, se entretiene y desdramatizan los conflictos, riéndose de uno mismo.
Algunas variantes son:
–Atar los brazos contiguos, en lugar de las piernas. En este caso, salvo que uno fuera diestro y otro zurdo, lo recomendable es alternar el brazo elegido, para que esté distribuida la lateralidad dominante de forma equitativa. Tendrán que ayudarse al partir la comida, peinarse o cepillarse los dientes.
–Unirse por la cintura, de modo que queden espalda contra espalda. Esta disposición les hará estar mucho más atentos a las necesidades del otro, y tener que preguntarse las cosas, al no contar con la información que aporta la expresión facial y el contacto ocular.

Confío en ti

Esta segunda dinámica que les proponemos, es aconsejable realizarla a continuación de la anterior, una vez que se han ido habituando a pactar entre ellos.
Uno de los dos se venda los ojos, y deja que su hermano sea su “Lazarillo de Tormes” durante unas horas. Será su guía, el que le cuidara y protegerá, escuchando sus necesidades, y avisándole de obstáculos o cambios en el camino. Con este ejercicio se fomenta principalmente la confianza y el apoyo. “A veces uno sólo no puede, pero ahí está su hermano para echarle una mano”. Aquel que antes era visto como alguien que iba a lo suyo, con el que no se podía contar, ahora resulta que se desvive para que no te tropieces.
El que lleva el pañuelo en los ojos, aprende a delegar, a dejarse llevar, a depositar su integridad física (puede caerse o golpearse) en el otro, a confiar en que su compañero sepa mirar y velar por sus pasos. Esta prueba les devuelve una imagen más positiva de sí mismos.
Como decíamos al inicio, son actividades que pueden efectuarse también en el aula, entre compañeros de pupitres adyacentes, o entre alumnos que muestran dificultad para trabajar en equipo. Es buena idea ponerlas en marcha en clase de educación física, donde se prestan mucho más a su realización, dado el espacio y los objetivos de colaboración, psicomotricidad y compenetración, que subyacen a los deportes de equipo.

Ideas para enseñar al niño a ser un buen hermano

Una de las cosas que más nos molestan a los padres son esos momentos en que nuestros hijos comienzan a pelear por cualquier cosa. Estás jugando con tus hijos y todo parece ir bien, pero te alejas un segundo para hacer la comida, atender una llamada o poner una lavadora y comienza esa musiquita de fondo que tanto nos irrita: “eso es mío, dame mi juguete, a que te pego…” cualquier nimiedad se convierte en un objeto de pelea y discusión entre hermanos.

A continuación presentamos trucos para enseñar a los hermanos a llevarse bien

1. Enseñarles a pedir perdón. He comprobado en mi propio caso, que el que recibe el perdón se siente reconfortado e inmediatamente acepta las disculpas y sigue jugando con su hermano agradecido porque se haya reconocido el error.

2. Aprender a compartir. La mayor parte de las peleas entre hermanos suelen venir porque ambos quieren el mismo juguete en el mismo momento o alguno de ellos no quiere dejar sus juguetes. Enseñar a compartir es una tarea que requiere de paciencia y tiempo, los niños han de estar preparados para aprender este valor, han de comprender que es bueno y divertido y que si comparten podrán también jugar con juguetes que son de otros.

3. Estimula el diálogo y la charla entre hermanos. La confianza entre ellos es fundamental para sentar las bases de lo que será una buena relación futura de apoyo y cariño.

4. Enseñar el respeto. Han de aprender a convivir en familia, a aceptar que el hermano puede tener otras ideas, formas de ver las cosas o manera de comportarse siempre dentro de unos límites y que estos pueden ser tan buenos como los suyos.

5. Enseñar el valor de la empatía. Es uno de los valores fundamentales a la hora de educar al niño. Enseñarle a pararse a pensar y ponerse en la piel del otro, para saber si una conducta puede herir a un hermano, hacerle sentir mal o ponerle triste es fundamental para mejorar una relación.
Los hermanos son un regalo para la vida, podrán pelearse como perros y gatos pero siempre estarán el otro para el otro cuando se necesiten.

Algunas herramientas para los padres para lograr una relación de hermandad

1) Fomenta la convivencia familiar.

Busca tiempo para compartir juegos de mesa donde participen todos los miembros de la familia. Antes de empezar a jugar, menciona las reglas del juego, pregunta si todos las entendieron y qué pasará si alguien las rompe. Enseña a respetar turnos y fomenta la idea de que más allá de ganar una partida, lo importante son los momentos compartidos y los recuerdos que perdurarán en la mente como un tesoro familiar.

2) Usa el juego para fomentar una buena relación.

En el juego tienes un aliado. Invita a tus hijos a jugar al “director de cine” para que cada uno realice “una película” (un video con tu celular o una cámara) sobre la vida de su hermano. Esta es una actividad muy creativa y entretenida porque cada niño deberá prestar atención a los detalles y gustos de su hermano para poder contar su historia. Además, los vídeos serán un maravilloso recuerdo familiar que más adelante disfrutarán con cariño.

3) Crea oportunidades para el trabajo en equipo.

En lugar de ponerlos a competir, ponlos a trabajar en el mismo equipo. Tal vez tú y tu esposo/a son un equipo y tus hijos otro. Por ejemplo: mientras unos ponen la mesa, otros sirven los platos de comida.

4) Personaliza sus espacios de acuerdo a sus gustos.

No los vistas iguales ni les compres juegos idénticos. Fomenta la individualidad de acuerdo a sus gustos y la personalidad de cada niño.

5) Procura hacer viajes en familia.

Viajar y conocer nuevos lugares representa una oportunidad para la aventura, para el cambio de escenario y para la relajación familiar. Los niños viven intensamente estas experiencias y conforme van creciendo es maravilloso palpar su individualidad a través de los recuerdos que cada uno guardó de del viaje. Serán dos (o más) historias diferentes salidas de la misma experiencia.

Actividades para estrechar el vínculo entre hermanos.

Juegos familiares

Una de las mejores maneras para ayudar a que tus hijos se unan unos con otros es unirte a ellos. KidsHealth sugiere establecer un tiempo para la familia con juegos de mesa y actividades interactivas, tales como manualidades o cocina, que toda la familia hace. De esta manera, estás ahí para guiar a tus hijos a través de cualquier terreno rocoso cuando tratan de trabajar y jugar juntos. También puedes participar en la unión de la familia, compartiendo risas y diversiones. Mantén cortos estos momentos, una hora ó 90 minutos cada tramo, de modo que no se aburran y sea algo que esperan hacer con interés.

Usa títeres para encontrar emociones


Muchas veces, los niños se sienten abrumados por sus emociones y se expresan inapropiadamente. Si tus hijos están gritando que se odian el uno al otro y no pueden calmarse y entender que el enojo que sienten es independiente al odio, Nonie Levi, terapeuta matrimonial y familiar, aconseja el uso de títeres para ayudar. Cuando permites que tus hijos expresen sus sentimientos a través de algo que está fuera de sí mismos, puede que encuentres que son capaces de relacionarse mejor. A medida que crecen, tal vez no serán necesarios los títeres como una ayuda visual y tus hijos llegarán a entender que sus sentimientos y acciones no están en sí mismos. A través de esta actividad, el vínculo entre los hermanos crecerá más, ya que llegarán a un acuerdo sobre sus problemas entre ellos y los resolverán juntos.
 

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