Los hermanos no sólo tienen en común los
genes, la cultura, la educación o la clase social, además comparten las mismas
experiencias dentro de la familia y viven los mismos acontecimientos. Cada
persona es única y tiene su propia personalidad, dos hermanos criados bajo el
mismo techo pueden desarrollar formas de comportarse diferentes, sin embargo,
ambos comparten los mismos recuerdos y vivencias.

A lo largo de la adolescencia, pueden
llegar a ser consejeros o confidentes y convertirse en grandes aliados. Cuando
en la madurez, los hermanos comienzan a formar su propia familia, tienden a
tener una relación de cariño y apoyo hacia tanto hacia el otro como hacia sus
sobrinos. Ya en la vejez, cuando los hijos se han ido de casa y cónyuges o
familiares han muerto, vuelven a tener una relación más cercana, de
entendimiento y apoyo mútuo.

mi hermana es como mi mejor y estoy segura que no seria quien soy si no hubiera crecido con ella
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